El Málaga CF está atravesando el peor momento de la temporada, justo cuando no debería, a la hora de la verdad. En cuanto a resultados, la racha de enero fue peor, pero esa sucesión de empates con la puntilla que le dio el Córdoba el domingo han revuelto el patio y el vaso se ve medio vacía. Ya sólo queda asaltar la tercera plaza o, como mal menor, conservar la cuarta. Con un mes por delante de competición. Muy lejos de lo que se esperaba de este equipo. El domingo llega el Mérida a La Rosaleda con el agua al cuello y el duelo tiene que ser el que marque un punto de inflexión en este final de curso para encarar el playoff de ascenso con garantías. 

Por un lado, el Málaga tiene que revertir la mala dinámica que atraviesa en La Rosaleda, donde acumula tres empates con rivales inferiores; por el otro, las bajas por sanción de hombres clave como Roberto y Manu Molina le brinda a Pellicer de probar otras fórmulas que cambien el viento a favor de los suyos. 

De los tres empates como local, uno de ellos fue contra el Linares, con casi los dos pies en Segunda RFEF y que se hizo merecedor de la victoria en Martiricos. Tampoco tuvo opciones de victoria el Málaga ni contra el Ceuta ni contra el Murcia. El último triunfo como local se produjo contra el Intercity por 1-0 y con mucha polémica el pasado 17 de marzo. En tres citas en el mes de abril en Martiricos, el Málaga no ha ganado en ninguna. Aquí entraría la canción de Sabina...

En las últimas seis jornadas, enmarcadas en las diez últimas y consideradas clave por Pellicer, el Málaga ha sumado siete puntos de dieciocho en juego. Se le ha escapado la posibilidad de alcanzar la segunda plaza y también el ascenso directo de forma matemática. Aunque ya estaba imposible.

Por tanto, por todo, al Málaga sólo le vale la victoria contra el Mérida, que llega a Málaga un puesto por encima del descenso y si pesca en La Rosaleda puede dar un paso de gigante para salvarse. Ese todo es frenar el ambiente que se puede crear en el entorno de no ganar el domingo; revertir la dinámica y recordar en qué consiste ganar en tu estadio, donde ya se han escapado muchos puntos; certificar la plaza de playoff de forma virtual; y no darle alas a los que vienen por detrás para que no vean factible el hecho de alcanzar la cuarta plaza. Además, un tropiezo del Ibiza el domingo por la mañana, que estrena entrenador, pondría otra vez en bandeja la tercera plaza. 

Cambios en el once

Además de un cambio de dinámica en los resultados, el partido contra el Mérida puede servirle a Pellicer para encontrar nuevas fórmulas en su once que hagan mejorar el rendimiento del equipo. Las bajas de dos hombres clave en sus esquemas son una oportunidad para agitar el árbol justo cuando más inmovilista se está mostrando el de Nules en las alineaciones, con tres jornadas consecutivas casi calcando los onces. En Córdoba sólo introdujo un cambio con respecto al equipo que repitió en las dos jornadas anteriores. 

Las bajas que tiene el Málaga para el domingo son los lesionados Juanpe y Juan Hernández, que tiene pinta de perderse lo que resta de temporada por una lesión muscular; y los sancionados Roberto y Manu Molina, dos piezas de la columna vertebral de este Málaga. 

La baja de Roberto puede devolver al once a Dioni o bien que Pellicer haga una apuesta por el '9' que llegó en el mercado de invierno, Javier Avilés. Juegue quien juegue, ofrecerá unas prestaciones completamente diferentes a las de Roberto. 

En cuanto a la baja de Manu Molina, se abren diferentes opciones en el centro del campo. Dos de ellas ya utilizadas en este curso. Una, retrasar a Dani Lorenzo; la otra, darle carrete a Sangalli en el medular junto a Genaro. La otra, la que más ilusiona al malaguismo pero con la que hay que ser cautelosos, es el regreso de Ramón al centro del campo. Ya está plenamente integrado en los entrenamientos y ha disputado minutos suficientes en las últimas citas. Pero puede ser una precipitación sacarlo de inicio con el playoff a la vuelta de la esquina. 

Llega el Mérida el domingo y el Málaga tiene que darle la vuelta a la situación. Puede ser el día del punto de inflexión para volver a ver el vaso medio lleno.